Nuestra vida puede parecer una casa en construcción llena de detalles por terminar, tanto grandes como pequeños, lo más hermoso es dejar que Dios sea Él que la decore, hace dos años y medio me mude a Querétaro y llegue a una nueva casa a la cual se le han hecho varios arreglos (todavía faltan más 😬), me ha emocionado el poder decorar, arreglar y ver como poco a poco ha ido cambiando y ahora puedo llamarla mi hogar, he pensado mucho en este tiempo, este hogar tiene cimientos firmes y la espera fue larga para poder habitarla, pero esta es mi oración, que el amor sea manifestado, que las personas que nos lleguen a visitar puedan percibir ese aroma agradable que solamente puede provenir de Dios.

Dios me mostraba que así es nuestra vida, es un hogar, Dios lo va decorando y va poniendo colores, piezas, dando luz, dando color, un hogar en donde nuestro corazón es su habitación para poder recibirle para poder ser conquistado por Él, un hogar en el cual Dios ha decidido habitar, un hogar con cimientos fuertes que nadie puede derribar, por supuesto cuando llegamos a Cristo podemos parecer solo pisos y paredes grises con algunas grietas, pero Dios se encarga de transformarlo todo, a través de procesos algunos más largos que otros, algunos un poco incomodos, otros que simplemente no queremos pasar,  la realidad es que Él lo hace en amor, Dios es paciente con nosotros, no se da por vencido, siempre dispuesto a llenarnos de su luz.

No debemos olvidar que Él está construyendo, sabe lo que necesitamos y sabe cuando darlo, Él acomoda las piezas, lo más hermoso es que nos hace participes de la construcción, nos da herramientas como la fe, su palabra y la oración, por mencionar sólo algunas, para hablar lo correcto y para llenar nuestro hogar de esperanza, nadie más que Él puede ver esperanza en vidas rotas, ¡Aleluya! sólo Dios puede hacer de las ruinas, vidas llenas de belleza y amor restauradas por Él,  solamente Dios puede ver fortaleza en las debilidades, amén cuando tú dices no puedo, Él dice si puedes, sigue pintando, sigue construyendo, sigue avanzando, sigue perseverando, pero por supuesto no dejes de sonreír, confía. ¡Dios es fiel!

Dejemos que Dios sea el que edifique los muros, dejemos que Dios sea el que haga las ventanas para que entre la luz a nuestras vidas, dejemos que el ponga el color, que Él decida las medidas de las puertas, dejemos que Él nos muestre el plano y aceptemos su voluntad, hagámoslo como Él lo desea, dejemos que Él construya nuestra vida, Dios siempre sabe que es lo mejor para cada uno de nosotros, sabe en que momento abrir y sabe en que momento cerrar la puerta.

Cuando pienso que no puedo avanzar o que me falta mucho para terminar mi casa recuerdo su promesa. Recuerdo que puedo pedirle sabiduría y Él está dispuesto ha dármela.